La mujer más celosa del mundo: sometía a su esposo a un detector de mentiras cada vez que salía

Debbi Wood fue apodada “la mujer más celosa del mundo” tras confesar que controlaba cada paso de su esposo Steve, incluso haciéndole pasar por un detector de mentiras cada vez que salía de su casa.

Curiosidades06/07/2025PUE!PUE!

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La historia de Debbi Wood, originaria de Leicester, Reino Unido, dio la vuelta al mundo y se volvió viral por un motivo insólito: el nivel extremo de control que ejercía sobre su pareja. Cada vez que su esposo Steve salía, aunque fuera solo para hacer las compras, ella lo recibía con un detector de mentiras para asegurarse de que no había estado con otra mujer.

Pero los controles no terminaban ahí. Debbi también revisaba constantemente su teléfono, correos electrónicos y cuentas bancarias. Además, le prohibió ver cualquier programa de televisión en el que aparecieran mujeres e instaló filtros infantiles en su computadora y celular para bloquear cualquier contenido que pudiera “tentar” a su marido.

Un trastorno detrás de los celos
Con el tiempo, los médicos diagnosticaron a Debbi con el síndrome de Otelo, un trastorno delirante que provoca celos obsesivos e infundados. Además, la mujer sufre de bipolaridad y trastorno dismórfico corporal, lo que agravó su comportamiento controlador.

Debbi y Steve se conocieron en 2011 a través de Facebook y, aunque su relación comenzó como un romance prometedor, todo cambió cuando ella descubrió que él había salido con otra mujer en los primeros días de su vínculo. A partir de ese momento, los celos de Debbi se volvieron cada vez más obsesivos.

A pesar de todo, la pareja se casó en 2014 y hasta el día de hoy Steve asegura que el amor que siente por Debbi es más fuerte que sus celos:
“Sé que es mi alma gemela y un poco de celos no cambia eso”, declaró en una entrevista.
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Amor, obsesión o toxicidad
El caso de Debbi Wood generó un gran debate en redes sociales sobre los límites en una relación de pareja y la importancia de tratar los trastornos de salud mental a tiempo. Mientras algunos destacan el compromiso de Steve, otros señalan que este tipo de control extremo es una forma de abuso emocional.

La historia, que sigue circulando en medios y redes, invita a reflexionar: ¿dónde está el límite entre el amor y la toxicidad?

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