Coimean, pero no hacen

La Libertad Avanza son los grandes derrotados de Corrientes. El impacto de los escándalos comienza a pasarle factura a la familia presidencial. Los Milei no obtuvieron el resultado esperado y empiezan a sentir los daños, no solo de las denuncias por corrupción que los salpican, sino de la crueldad de sus políticas. 

La arrogancia nunca trajo buenos resultados y si a eso le sumamos la soberbia que los caracteriza, es difícil esperar una respuesta diferente en el electorado. 

Mientras tanto, florece la corrupción y las denuncias se multiplican. Ya no solo se habla del 3 de Karina, o de aportes irregulares, en las últimas horas explotaron los sobreprecios en PAMI y una auditoría propia del Gobierno expuso sobreprecios en la compra de medicamentos. No tienen piedad, tampoco escrúpulos.

Lo cierto es que, a la hora de dar explicaciones, los libertarios dieron más vergüenza. Los argumentos o la carencia de los mismos en busca de una devoción que solo existe en un minúsculo grupo, no causaron el efecto que esperaban y perdieron en agenda, en las calles y en su propia cancha: las redes sociales. 

Así, entramos en la cuenta regresiva para los comicios en Provincia de Buenos Aires como para los nacionales de octubre. En Salta, la candidata a senadora y diputada nacional María Emilia Orozco no pronunció palabra alguna sobre la derrota, pero ya perciben el rechazo en cada lugar que visitan, aunque la negación los supere. 

Los locales, no solo se ven salpicados por la mugre de sus líderes a nivel nacional sino que también supieron cosechar los propios, que incluyen aportes irregulares, violencia, abusos, contaminación y vagancia. Hasta el momento, los libertarios salteños no tienen gestión alguna para ofrecer, su paso por el Congreso Nacional no trajo absolutamente nada a la provincia, por lo que apelan a entregar un cheque en blanco de promesas más que vacías de nuevo. Ya nadie les cree. 

Alguna vez, en otra gestión de Gobierno que también tuvo el apellido Menem como protagonista se dijo: “Roban pero hacen”, ahora, varios años después, retumba en el ideario popular: “Coimean pero no hacen”.