Salió a la luz el nombre de la dueña de Finca Karina ¿Cómo armó un imperio de contrabando?

Lo que parece el guion de una serie de ficción es, en realidad, una de las causas federales más impactantes de los últimos tiempos en Salta. Finca Karina, un predio de 18 hectáreas en Aguas Blancas, funcionó durante años como el corazón del contrabando en la frontera con Bolivia, moviendo cifras astronómicas bajo la sombra del Estado.

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La dueña formal del predio es Gladis Gloria Salazar, una mujer que, hasta hace poco, mantenía un perfil bajo como técnica farmacéutica en el Hospital San Vicente de Paúl de Orán. Sin embargo, la Justicia puso la lupa sobre ella tras una operación sospechosa: en febrero de 2025, le compró la finca a su propio hermano por 20 millones de pesos, una cifra difícil de justificar con su sueldo estatal.

Aunque ella declaró que "nunca había estado" en el lugar, los peritajes telefónicos la ubican en la zona repetidamente. Hoy, es la única imputada que permanece con prisión preventiva, acusada de contrabando agravado y asociación ilícita.

El "Imperio" del contrabando: 3.000 millones al año
La investigación describe a Finca Karina no como un campo agrícola, sino como una estructura criminal perfectamente aceitada que generaba ganancias de 3.000 millones de pesos anuales. El esquema incluía:

  • Peajes ilegales: Cobro por cada camión o vehículo que ingresaba.
  • Cruce por el río: Gomones cargados de mercadería cruzando el Bermejo constantemente.
  • Infraestructura propia: Puestos de comida y servicios para los trabajadores del mercado ilegal.
    El hermano prófugo y el vacío estatal
  • Detrás de Gladis aparece la figura de su hermano, Alfredo Salazar. Él fue el dueño anterior y es señalado como el cerebro de la organización. Actualmente se encuentra prófugo, presuntamente oculto en Bolivia, y ya cuenta con un pedido de captura internacional.

Lo más indignante del caso es cómo pudo operar una "aduana paralela" en una zona de seguridad nacional sin que ningún organismo (municipal, provincial o nacional) interviniera durante años. La falta de control estatal permitió que un negocio privado reemplazara las funciones de la ley en plena frontera.

Situación actual
Mientras la investigación avanza, el caso deja una pregunta abierta: ¿Cuántas "Fincas Karina" más existen en el norte salteño operando bajo la misma lógica de abandono y complicidad? Por ahora, la Justicia busca desmantelar la red completa y dar con el paradero de Alfredo Salazar para cerrar el círculo de este imperio ilegal.

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