Boliches VS. fiestas clandestinas: crisis en la noche salteña

El sector bolichero de Salta atraviesa un panorama complejo que definen como "crítico". Entre la proliferación de eventos ilegales que no cumplen normas de seguridad y una crisis económica que licúa la rentabilidad, los empresarios locales piden medidas urgentes a los legisladores para evitar la desaparición de los locales habilitados.

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Mario Delaloye, referente del sector en Salta, explicó en diálogo con InformateSalta que el boliche hoy enfrenta dos tipos de competencia fuera de la ley. Por un lado, las fiestas "100% clandestinas", donde la ubicación se revela a último momento y el principal atractivo es la falta de límites. Según Delaloye, allí existe un "descontrol en el consumo de sustancias sin límite de hora", lo que representa un riesgo gravísimo para los asistentes ante la falta de seguridad y controles médicos.

Por otro lado, apuntó contra los locales registrados como confiterías o bares que, sin tributar como boliches, funcionan como tales. "No pagan impuestos como boliche, no tienen límite de horario de barra y hacen baile", denunció, exceptuando únicamente a los locales del Corredor Balcarce que sí cumplen con las normativas vigentes.

Ante este escenario, la propuesta de los empresarios es que el Estado actualice la normativa de horarios. Argumentan que la costumbre social cambió: hoy el 80% del público llega a los locales recién a las 3 de la mañana.

La lógica del pedido es simple: si los boliches pueden cerrar más tarde, la juventud permanecerá en lugares que cuentan con seguros, salidas de emergencia y personal de seguridad, en lugar de trasladarse a sitios inseguros una vez que los locales legales cierran sus puertas. "Tenemos un intendente y un gobernador jóvenes; creo que van a saber entender que esto es un tema de seguridad", agregó el empresario.

Finalmente, la crisis económica nacional termina de asfixiar al rubro. Delaloye detalló que los costos operativos de un show (escenario, sonido, iluminación y servicios adicionales) tienen valores altísimos que no se pueden trasladar totalmente al precio de la entrada.

Actualmente, el riesgo de pérdida para un organizador de eventos es del 70%, lo que vuelve la actividad poco sustentable. Para el sector, si no se modernizan las leyes y se controla la clandestinidad, muchos comercios tradicionales del entretenimiento nocturno están destinados a desaparecer.

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