Murió Miguel Ángel Russo, el último DT que sacó campeón a Boca en la Libertadores

Como futbolista, brilló en Estudiantes de La Plata. Como entrenador, también dejó una huella imborrable en Rosario Central. Tenía 69 años y había sido diagnosticado con cáncer de próstata.

Deportes08/10/2025PUE!PUE!

RUSSO

Este miércoles, murió Miguel Ángel Russo, entrenador de Boca y un símbolo del fútbol argentino por su extensa trayectoria como jugador y DT. Tenía 69 años y hace ya un tiempo había sido diagnosticado con un cáncer que lo había obligado a atravesar un largo tratamiento.

Su camino en el fútbol empezó como futbolista de Estudiantes. Toda su carrera se desarrolló en el Pincha, desde las inferiores hasta sus 14 temporadas como profesional y su retiro en 1989. Más de 400 partidos y dos títulos de primera división coronaron su trayectoria como defensor y mediocampista.

Con el club de La Plata logró dos títulos (Metropolitano 1982 y Nacional 1983), dirigido por Carlos Bilardo y Eduardo Luján Manera. Fue integrante de un equipo recordado por la presencias de otros grandes como José Luis “Tata” Brown, Marcelo Trobbiani, José Daniel “Boca” Ponce y Alejandro Sabella, con quienes formó uno de los mediocampos más trascendentes de la década del ‘80.

Un entrenador de leyenda


Tras su retiro como futbolista en 1988, se puso el buzo de DT y tuvo su primera experiencia en Lanús, el club de su ciudad natal. Allí dio un anticipo de lo que sería su brillante carrera como entrenador, al lograr el ascenso a primera división. Ese logro sentó las bases para un crecimiento institucional inédito del Granate.

Russo pasó por decenas de clubes de clubes argentinos y sudamericanos, en los que dejó una huella imborrable. Su logro máximo lo alcanzó en Boca, con la conquista de la Copa Libertadores 2007, un título que lo puso a la altura de figuras sagradas como Juan Carlos Lorenzo y Carlos Bianchi.

Aquel equipo tuvo un Juan Román Riquelme en estado de gracia, influyente como pocas veces en su brillante carrera, y levantó la Gloria Eterna tras vencer a Gremio de Brasil con un marcador global de 5-0, el más abultado en la historia del torneo.

En el transcurso de su extensa trayectoria, Miguel trabó un vínculo indestructible con Rosario Central, al que dirigió en cinco ciclos diferentes con un mérito curioso: nunca perdió un clásico con Newell’s Old Boys.

Ese dato, de por sí, lo consagró como ídolo canalla, algo que también construyó con logros más trascedentes. Por caso, fue el encargado de devolver a Central a primera en 2013 y diez años después, en su última etapa, le dio la Copa de la Liga. Se trató de su primera conquista con el club en la máxima categoría y de la última en su carrera.

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